Esta nota la escribió nuestro amigo y socio Pablo Dobrinin, de la cooperativa que editó
la revista Balazo,para el último número que publicamos, el 9 y donde explica los sinsabores y desdichas que tuvimos que pasar para hacer realidad un viejo sueño:
la revista propia.
¡Celebramos
un año de
comics a la uruguaya!
Por Pablo Dobrinin
Con
esta edición que tienen en las manos ( Balazo N° 9 de Agosto de 2000),
estamos celebrando un año de trabajo.
La
ocasión nos parece propicia para contarles las distintas alternativas –desconocidas
para la mayoría de los lectores que nos llevaron hasta estas instancias.
Tomando en cuenta que esta revista es tan nuestra como de ustedes, pensamos que
les agradaría saber un montón de detalles que seguramente servirán para
conocernos mejor.
Un viejo sueño
Williams Geninazzio –Gezzio- y Rolando
Salvatore habían tenido un sueño que año tras año este último se encargaba con
insistencia de recordar: sacar una publicación que reviviera el espíritu de las
historietas de antaño. Por distintos motivos, fundamentalmente económicos, el
proyecto demoraba en concretarse. Un buen día, estos amigos llegan a la
conclusión de que la mejor forma de abaratar los costos es integrar a más
miembros al equipo. Así invitación mediante se unen Ernesto Cantonnet y un servidor.
Luego de un par de infructuosas reuniones en la que manejamos costos de
publicación, y en las que incluso llegamos a estudiar la posibilidad de hacerla
en fotocopias, arribamos a la triste conclusión de que el proyecto era
económicamente inviable. El problema ya no era reunir el dinero necesario, sino
que aún logrando esto, la revista iba a llegar al público a un precio
exorbitante. La importancia de una muestra de historietas
Pero la providencia nos tenía una gran
sorpresa: el 12 de mayo de 1999 en la Fundación Buquebus se inauguró la
recordada muestra “Noveno Arte-Historieta uruguaya”. Allí tuve la fortuna de
reencontrarme con Daniel Puch, un amigo con el que años atrás habíamos
trabajado en Diaspar, una entrañable revista de ciencia-ficción y fantasía que
estaba dirigida por Roberto Bayeto. Cuando a Puch le comenté lo que nos
traíamos entre manos y las dificultades a las que habíamos enfrentado, él se
nos unió y tuvo el enorme mérito de sacar la piedra que nos obstruía el paso:
consiguió una imprenta que nos presentó un presupuesto razonable.
Posteriormente el grupo terminaría de integrarse con la llegada de Carlos Maria
Federici y Daniel González. Después establecimos que seríamos una cooperativa,
con igualdad de voto para cada uno de sus miembros y empezamos a trabajar.
El primer Balazo
En julio de 1999, con gran emoción, pudimos
por fin deleitarnos con el olor a tinta fresca del número uno de Balazo.
A sugerencia de Gezzio adoptamos un formato similar al de la legendaria “Hora
Cero”, lo que concordaba con la frase: “El regreso de la aventura” que
encabezaba el título de la revista. También en la tapa incluimos “Historietas
Uruguayas”, para que nadie dudara de que se trataba de una
publicación nacional. Conforme a este propósito incluimos historietas de todo
tipo: policial, guerra, ciencia ficción, indios y soldados norteamericanos,
etc., además de un artículo sobre el nacimiento del cómic en 3 dimensiones y
una entrevista a Angel Umpiérrez. Luego salimos a buscar publicidad,
iniciamos la siempre ardua labor de distribución a consignación-librería por
librería y mandamos ejemplares de obsequio a diversos medios de comunicación y
en varias ocasiones fuimos entrevistados en prensa, radio y televisión.
Debemos destacar en este sentido la buena
disposición de los programas y diarios, que de esta manera, nos proporcionaron
una difusión gratuita. Pero nada sería fácil para Balazo, y muy pronto
íbamos a descubrirlo.
La aventura de sobrevivir
El escaso tiraje (300 ejemplares) provocaba
entre otras cosas un elevado costo por revista y que los márgenes de ganancia
se vieran reducidos al mínimo, situación que todavía se mantiene. Desde el
primer momento tuvimos muy en claro que no hacíamos esto por dinero sino
simplemente por el gusto de hacerlo.
Cuando salimos a conseguir publicidad la tarea
no fue fácil, de hecho, de las cuatro publicidades que aparecen en la
contratapa del segundo número, había dos que no nos reportaron ningún
beneficio, porque no eran más que una excusa para difundir el trabajo de los
integrantes de la revista: “Comigráfika” (sitio de internet destinado a
difundir a los dibujantes nacionales) y “Maquetas y croquis” (de Daniel
González”). Con el tiempo aparecerían otras publicidades gracias a las cuales
hemos podido sobrevivir. En lo que respecta a la repercusión que tuvo Balazo,
recibimos comentarios de todo tipo.
Críticas buenas y de las otras
La respuesta del público fue estimulante, ya
que por lo menos nos permitió financiar la salida del segundo número, si bien
nos consta que mucha gente la compró con el fin de apoyarnos.
En los medios de prensa la inmensa mayoría de
las críticas tuvieron un tenor similar. Primeramente celebraron la mera
aparición, pero luego comenzaron a afinar la puntería y a señalar virtudes y
defectos. Así por ejemplo, la entrevista y el artículo tuvieron una buena
acogida, postura que, afortunadamente, por lo que hemos oído y leído, aún
persiste. En el resto del material no nos fue tan bien. Se nos acusó de que en
general hacíamos una historieta pasada de moda que no tenía mucha razón de
existir en los tiempos que corren. Esto sirvió de estímulo para que algunos
miembros de Balazo realizaran una crítica a nivel interno, haciendo oír sus
voces de disgusto hacia el material que algunos de sus propios compañeros había
incluido.
Empezamos a cambiar
En el número dos, Alejandro Colucci se integró
a la cooperativa, en principio para dedicarse a las tapas, lo que fue muy bien
recibido por propios y ajenos, si bien hay que señalar que la tapa anterior no
había sido objeto de mayores ataques.
Una de las primeras historietas en desaparecer
fue “El Capitán Rayo” acusada de presentar un humor “ingenuo y
explicado”. El golpe en este caso fue dirigido para mí, que realicé el guión.
Debí reconocer que me había equivocado en incluirlo, ya que ese personaje en
realidad yo lo había pensado para un público juvenil y aquí desentonaba. Un
proceso similar fue el que realizó Gezzio. A mi buen amigo le echaron en cara
que su “Capitán Kane” (notablemente dibujado) que luchaba contra
los “indios seminolas” estaba fuera de época, no era posible seguir presentado
a los indígenas como los malos de la “película”.
Ciertamente, cuando Gezzio realizó esta
historia, no había pensado en este detalle, por que lo que él tenía en mente
era sencillamente lograr una historia de aventuras como las que muchos habíamos
leído cuando éramos más jóvenes. Pero la edad de la inocencia ya había
terminado. Desde que intelectuales como Dorfman, Mattelan y Eco comenzaron a
demostrar el componente ideológico en comics aparentemente neutros, la
situación ya no es la misma.
El “Capitán Kane”, que nunca conoció a
estos señores, debió despedirse de sus nostálgicos lectores.
Si bien estaba previsto para más entregas,
murió a manos de un seminola en el número tres.
El número dos también trajo un aporte
trascendente: “Ismael”, de José Rivera.
¿Cómo se imaginan que la crítica reaccionó ante una obra publicada por primera
vez en 1959?
Ismael
La primera vez que vi Ismael no fue en las páginas de El Día, sino en una edición especial íntegramente dedicada a la historieta nacional (enero de 1983) de la revista El Dedo. En apenas 4 páginas Elvio Gandolfo había realizado un homenaje a este insigne dibujante en el que, además de hacer un notable análisis de su estilo, comentaba que tanto las planchas como los originales habían desaparecido. Recuerdo que cuando llegué a este punto de la lectura sentí un gran pesar, ya que, observando las viñetas que se reproducen en el articulo, quedaba muy claro que se trataba de una obra excepcional. Cuando Balazo ya estuvo en la calle, se me ocurrió que –haciendo una restauración digital de las tiras aparecidas en El Día- podíamos recuperar esa joyita. Le comenté a Gezzio la idea y se mostró muy entusiasmado, de manera que me puse a trabajar. Conseguí una entrevista con Rivera y logré convencerlo de reeditar su obra. El propio Gezzio se encargó , desde entonces, pacientemente, de “limpiar” –computadora mediante- las tiras semidestruidas y algo amarillentas. La crítica, después de este arduo trabajo se mostró –enhorabuena- muy receptiva. Estaba clarísima la diferencia entre algo pasado de moda y un verdadero clásico. Como hemos afirmado otras veces, esperamos en un futuro no muy lejano, poder editar un Balazo-extra que contenga la totalidad de la historieta.
Cambios en la integración
En el número tres, por discrepancias de
política editorial, Rolando Salvatore abandonó Balazo. Para nosotros fue
una pérdida muy importante, por todo el empuje que él le había dado a la
revista, hasta ese momento era quién más se había movido para conseguir
publicidad, promoción en los medios e inclusive puestos de venta. Su voluntario
alejamiento no impidió que, en una elogiable actitud profesional continuara,
puntualmente, con sus entregas del “Alacrán” hasta finalizar la
aventura.
Consecuentemente con este hecho, invitamos a
colaborar a guionistas, articulistas y dibujantes ajenos al staff. Desde
entonces venimos recibiendo un buen número de aportes que prestigian la
publicación.
Siguen los cambios
Siguen los cambios
Hasta ese momento, pese a algunas críticas apresuradas,
Balazo no había sido una publicación para “viejos”, sino en honor a la
verdad, ofrecía una mezcla. Por ejemplo, hay que pensar en la entrevista a Barreto,
un artista de indiscutible vigencia, o en “Marco Alvarado”
que cuenta con una importante legión de seguidores. El resto del material se
repartía entre dibujos de tipo clásico y notas similares.
Las críticas más duras habían sido para los
guiones de “Capitán Kane”, “Capitán Rayo”
y “Alacrán”. En la medida que se eliminaron estas historietas y se
hicieron algunos aportes, la revista empezó a redimensionarse.
En el número siete sugería la inclusión de dos
secciones que están a mi cargo: un correo de los lectores u Panorama del comic
uruguayo”. A partir del ocho, Gezzio incorporó otra sección destinada a las
novedades del comic internacional. ¿Dónde nos deja todo esto?
El
perfil definitivo de Balazo
Creo que después de analizar esta historia de
Balazo, ha quedado demostrado que tuvimos la suficiente enteresa como para
reconocer errores y un inquebrantable espíritu de superción siempre con la idea
de darle a los lectores lo mejor. Hoy la revista apunta al pasado, presente y
futuro de la historieta, no solo nacional sino también internacional. Con el
correr del tiempo, y siempre que sigamos teniendo el apoyo de los lectores,
Balazo habrá dejado un material que será de gran utilidad, tanto a estudiosos
del comic como a los aficionados.
Cuando llegamos al número 6 nos planteamos la
siguiente pregunta:
¿seguimos o cerramos?
La razón era la siguiente: después de tanto
trabajo, nadie llegó a percibir una remuneración económica. Nada, ni un solo
peso, ni siquiera retiramos lo invertido en el número uno. El dinero que
cobramos por la venta de un número apenas alcanzaba para pagar el siguiente. Se
pueden hacer las cosas por amor al arte, pero luego de un sexto número uno
empieza a cuestionarse esta idea. Sacar periódicamente una publicación de este
tipo implica que muchos deban quedarse sin domingos, o robarle horas al sueños.
Pienso por ejemplo en Gezzio, que con todos sus años de dibujante profesional y
el arduo trabajo que tiene para cumplir con los medios que sí le pagan, se
quedaba hasta altas horas de la madrugada para cumplir con el armado de la
revista, seleccionar el material o terminar de dibujar una historieta.
Situaciones similares se vivían en el resto de
los integrantes del equipo y esto lógicamente genera un progresivo desgaste,
que incluso repercutía en la familia de cada uno. Tan así, que en un momento
dado, estuvimos a un pasito de cerrar. Sin embargo, continuamos. No estábamos
conformes con todo lo publicado, ni mucho menos, pero haciendo un balance de
los seis números editados hasta ese momento, llegamos a la conclusión de que en
cada uno de ellos siempre había algo que valía la pena, y que en conjunto,
habíamos logrado por lo menos una obra meritoria. Además, nos daba pena cerrar
justo cuando acabábamos de convertirnos en la publicación más longeva que
registra la historia del comic uruguayo. Mucha gente se había lanzado en aventuras
similares, y la mayoría no había tenido más remedio que cerrar. Nosotros en
cambio, teníamos la posibilidad de elegir. Por otra parte, sentimos que no
podíamos decepcionar a los lectores que nos apoyaron, esperaron y estimularon.
Por eso estamos aquí, para seguir recordando y construyendo la historieta
uruguaya. Más allá de hipotéticas ganancias, mientras nos quede el suficiente
dinero para financiar la edición siguiente, continuaremos saliendo.
Con el apoyo de todos, habrá Balazos
para rato
(Esta línea final, sólo quedó como una expresión de deseo, porque allí terminamos la aventura, aunque yo seguí armando, dibujando, escribiendo otros números de Balazo que espero subir a la web. Por lo pronto ya lo hice con el Anuario que está para leer y descargar. )
(Esta línea final, sólo quedó como una expresión de deseo, porque allí terminamos la aventura, aunque yo seguí armando, dibujando, escribiendo otros números de Balazo que espero subir a la web. Por lo pronto ya lo hice con el Anuario que está para leer y descargar. )
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