(Este texto fue extraído de la revista Quimera Nº2, recordando los 12 años de la tira)
Un día de agosto de 1989, un novel historietista de mínima experiencia en revistas y ninguna en la prensa, se apersonó ante el doctor Federico Fasano, director del diario La República , de reciente fundación y le mostró, como tantos lo hicieron anteriormente, sus ideas sobre personajes de historietas.
Al hojearlas, don Federico las rechazó con una frase que le cambiaría la cabeza definitivamente al incipiente autor, llegando a convertirse en una norma que lo acompañaría de por vida: -“Ardito, tráigame historietas uruguayas. El cómic a la yanqui se lo puedo comprar a cualquier sindicato americano por monedas. Haga lo que ellos no pueden hacer. ¡las cosas nuestras!”
Ardito volvió a su casa y se sentó al tablero. Entonces pensó: uruguayo, detective, corrupción, vicio, violencia y lo vio fornido, de lente negros y barba y un mechón rebelde que le ocultaba la frente. Y lo dibujó de campera gruesa (era invierno) y jeans. Y le puso un nombre que sonara a uruguayo: Yamandú Collazo. La tira fue aceptada y allí comenzó todo.
