El ya viejo dibujante dejó su vaso de cerveza a su costado sobre la mesa del bar, donde estábamos charlando y siguió contándome esas historias que le habían pasado ya hacía mucho, cuando dibujaba para una revista infantil.
-"El secretario o la secretaria del editor te llama para avisarte que tenés que entregar la tapa porque la revista está en máquinas y hay que enviarla rápidamente. Como ya tenés un plan de trabajo, vas a la compu a darle los últimos toques, luego de haber realizado unos 10 bocetos previos en el tablero, hasta encontrar la disposición que te parece justa para el destaque de los personajes. Dejás algunos espacios para los títulos de los temas que van dentro de la revista, ya que eso "induce" a comprar ese número, por lo general temas que se dan en esas fechas en la grilla escolar. Después viene el dibujo, a lápiz, luego a tinta, scaneo y trabajo digital. Se te han ido unas 8 o 10 horas como mínimo si todo sale bien. Y si sós rápido en el dibujo. Terminado el trabajo, lo enviás a la editorial y ya tenés que encargarte de la que sigue. Es una rueda contínua, pero es lo que has elegido, así que agua y ajo...como dicen los viejos"...
Tomó un largo sorbo de su cerveza y mirando por la ventana del bar hacia la calle que bullía de gente, me continuó contando:
-"El día de salida de la revista la ves en el quiosko y no podés creer lo que pasó con tu trabajo. ¡Está todo tapado! Los personajes apenas se distinguen entre grandes letras, fotos pegadas arriba sin un diseño preciso, y tenés ganas de romper la revista y dedicarte a plantar papas u otra verdura, olvidarte rápidamente que sos un profesional y que no se te respeta, todo un trabajo pensado, estudiado en sus mínimos detalles, malogrado como si fueran tus enemigos, aunque hace años que trabajás para ellos"- decía ésto mientras apretaba la mandíbula y tenía furia en su cansada mirada.
Esto que cuento nunca me pasó a mí, porque siempre se me respetó como profesional y jamás me cortaron una firma de mis dibujos ni me los robaron. Eso que conté le pasó a un viejo dibujante, ya retirado, que vivía del dibujo y no podía quejarse a los dueños porque podía quedarse sin ese trabajo, que a veces se lo pagaban...no siempre, nunca en fecha, como él me decía.
-"Yo dibujo porque me hace sentir bien, es toda mi vida...Ahora que estoy viejo, nadie me recuerda y si miran esas tapas dirán que era bastante mal dibujante por cómo estaban dibujadas"
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