Como ya he explicado en otras entradas, estas historietas se publicaban a todo color, por lo que teníamos que pintarlas a mano con acuarela, eccoline o témpera, en cartulina aparte o detrás de los originales, como es el caso éste. Las cruces servían a los del taller de fotomecánica para "montar" el color y que "cayera" justo encima el dibujo y no se desplazara, aunque a veces sucedía y el resultado era desastroso.El color quedaba "fuera de registro" o sea movido y todo el trabajo realizado se iba por el desaguadero.
Otro de los inconvenientes que nos habían impuesto era el que debíamos dibujar a la medida en que iba a publicarse (para abaratar costos), así que había que dibujar con mucha paciencia dibujos miniaturas y simples.
Este es el reverso pintado al trasluz, lo que significaba que doliera la mano, el brazo, la espalda, todo, ya que yo hacía muchas páginas de historietas y sin ayudantes.
Así quedaba el trabajo final publicado, aunque éste es tomado de un original. El del suplemento no era tan nítido, dependía de la calidad de la tinta empleada y del humor del equipo del taller que lo imprimía.La impresión generalmente fue buena durante los primeros años, porque se utilizaba el huecograbado y el papel era símil ilutración de bajo gramaje, pero el resultado no era despreciable, hasta que en los últimos años que estuve, cuando el diario empezó en caída libre, el papel era tipo obra, casi gris y el humor de los empleados era muy ácido.