XANADU 19

martes, 19 de octubre de 2010

Memorias desde mi tablero

¿Qué proyecto tenés?
Cuando colaboraba en Charoná, su director nos reunía a mediados de enero y nos solicitaba ideas y proyectos para su revista. Así fue que durante el tiempo que él dirigió la publicación le llevé muchos, algunos se hicieron, otros quedaron encajonados; de los que sí me aprobaron anoto: una revista apaisada con las aventuras del indiecito,(el guión que escribí narraba un partido de fútbol entre la tribu charrúa contra los chanás, el lápiz y en entintado lo hice yo y como se publicó a dos tintas, un amigo me ayudó en la separación de colores), desgraciadamente se publicó un solo número (la historia quedó inconclusa), porque lo vendieron aparte de la revista y mi idea era que fuera regalada con ella. 
Aunque años después insistí con ello y me aprobaron otra revistita que sí la regalaban con cada ejemplar (yo escribía los guiones, hacía el lápiz y mi colega y ayudante Rolando Salvatore la entintaba y la coloreaba).Creo que llegamos a 8 números, “porque les resultaba muy costoso pagarnos por algo que ellos regalaban” (sic)
.Luego me aprobaron librillos de cuentos ilustrados por mí, unos cuantos los escribí porque no tenían quién lo hiciera y se salía del presupuesto. Como la revista tenía una buena venta, además contaban con el espacio televisivo de Charoná TV, les dije de hacer con el primer número del año una enciclopedia Charoná, se darían unas fichas por revista y al final del año, las tapas. 
 Me dijeron que era demasiado costoso, pero unos años después salieron con algo parecido a eso (¡se les había ocurrido a ellos!), pero era hecha con recortes de revistas italianas y algo de Billiken y Anteojito…En fin, eso se dieron cuenta muchos porque llegaron cartas con quejas de maestros y padres.
Yo les decía que todos los años debían cambiar la diagramación (antigua y pesada), y dibujar nuevas ilustraciones (mis dibujos los han publicado infinidad de veces), pero pensaban que era porque yo quería ganar más haciendo más dibujos.
Bóffano padre tenía un personaje : “Braccio di Ferro” que había “traído” de Italia y quería animarlo.Me pidió presupuesto para que yo me encargara de animar la película y que le hiciera las hojas modelos y algunas escenas, según un script que me dio. Se lo hice, los dibujos los mandó a EEUU donde tenía una hija para mostrarlos en la Disney, (nunca supe que pasó), pero el presupuesto le pareció muy caro, aunque yo le había rebajado el plantel a 2 animadores puntas, 1 intercalador y 2 para pinturas como mínimo.
Otro proyecto que no anduvo fue el de hacer una revista con mi personaje Bombón. Yo les daba los porcentajes de la publicidad y de la venta, pero los derechos de autor seguían siendo míos: la respuesta fue: "¡Es un negro! ¡no la compra nadie!"
Pero un día me llama para pedirme que me encargara de un nuevo personaje, pues querían abrir un poco la cancha y como estaba El Escolar llevándose lectores, habían pensado en otra revista para niños, pero para clases inferiores. 
Me dio un boceto a lápiz del nuevo personaje y me pidió que hiciera las tapas y las historietas. Todo lo demás lo harían los otros colaboradores. El personaje daría nombre a la revista: “Gurí” . (Yo ya había dibujado un niño campesino apodado Gurí en El Día de los Niños, pero hice como que todo estaba bien), no iba a discutir por un nombre ya que me estaban dando laburo, así que le metí a la “nueva revista”.
El diagramador tenía un modelo aprendido y lo repetía siempre, así que la revistita fue algo similar a Charoná –que dejaba mucho que desear en su diagramación. Para abaratar costos, usaron dos tintas en los interiores, excepto algunas páginas que fueron a todo color y publicaron dibujos de Pedro Cano -que es una excelente persona- pero su estilo no era para la zona etaria que estaba dirigida. No tuvo el impacto que se esperaba. Cuando se piensa con el bolsillo, es obvio que la creatividad se oculta y quedó en un mediocre resultado, llegando a 5 números, aunque yo me largué antes, al ver el barco hundirse, ya que me querían recortar el precio de mis dibujos, como si fuera el responsable de sus pérdidas.
Otro día me llamaron para pedirme que dibujara las aventuras de Charoná en tiras diarias, ya que se iban a publicar en un diario con el que habían hecho un canje. Yo debía escribir los guiones y dibujarlas en blanco y negro y el pago sería mensual. Pasé el presupuesto y les hice unas 6 como muestra ya que así me lo pidieron, además de 6 de Gurí que también querían ubicarlo. Les entregué las 12 y luego de un mes de silencio y a mi insistente pedido telefónico, me dijeron que el negocio no se había llevado a cabo. Pregunté cuándo me pagarían mi trabajo porque yo no era parte de sus negocios, cosa que enfureció al Tano, pero como me conocía muy bien, me las fue pagando de a poco, publicándolas en la revista, salvo las de Gurí que esas nunca las pude cobrar.


Bochinchero
Cuando le estaba haciendo uno de los álbumes a Cacho de la Cruz, le pregunté porqué no hacía su propia revista. Además de los años que tenía de Bochinche, tenía la tele, poderoso medio que vende cualquier cosa. Me ofrecí  hacerle toda la revista junto a un equipo de colegas, por supuesto. Me contestó que él “jamás iba a trabajar para los distribuidores que se llevan el 50 % del precio de la venta de cada revista, no le interesaba hacer una revista, con la tele le sobraba”. No insistí y el tiempo pasó. Unos años después, estando en mi estudio, un colega me avisa que Cacho iba a publicar una revista para niños, que le mandara dibujantes. ¿Qué pasó? ¿Había cambiado de idea? De cualquier forma le dije a Daniel González y a algún otro que ya no recuerdo, que fueran y efectivamente, la revista se publicó, muy pocos números y ahí terminó la historia.

Humor sin gracia
Una noche que estaba en El Día me avisan que alguien quería verme. Era Eduardo D´angelo y venía a proponerme hacer una revista de humor de nombre Hupumorpo. Me pidió presupuesto y si podía encargarme de algunos dibujos y de su publicación. Los guiones y algunos dibujos lo pondría él. Se fue diciéndome que me contestaría en pocos días, pero… yo ya no voy a El Día, porque ahora hay una timba burrera, así que capaz que no me encuentra.

¡UFA!(por ufo)
Un día recibo un llamado de un periodista de radio Montecarlo: un señor Monzalve que quería hablar conmigo y me esperaba en un bar que había en donde hoy está Mc Donald (Ejido y 18). Allí fui intrigado, pensando en que me iba a hacer una nota para la radio, pero no era eso lo que quería: me pedía información de cómo hacer una revista, (diagramación, papel, tiraje, películas, formato, páginas, distribución, costos,etc.) porque iba a publicar una revista sobre los OVNIS. Someramente le pinté el panorama y le propuse un costo de mi parte. Por suerte me pagó el café, porque no lo ví más. Tal vez tomó el plato volador equivocado.

Sin santo y sin seña
A mi estudio fueron muchas personas con ideas estrafalarias pero que no estaban dispuestas a pagar mis costos, como aquél sacerdote jesuíta que me pidió presupuesto para hacer una revista de historietas sobre la vida de un santo que iban a canonizar en pocos meses. Serían unas 32 páginas a todo color más tapas y ellos se encargarían de publicarla. Le pedí dos días para ver cómo colocaba ese trabajo entre todo lo que estaba haciendo, y hacerle un presupuesto acorde. A los dos días, metódicamente llegó el sacerdote. Miró la hoja de presupuesto, no dijo nada, me dio la mano y se fue. No volvió nunca más. Respiré aliviado porque en esos años no daba abasto con tanto trabajo y ese era bastante complicado…

Cuando fui un alfeñique…
Después que “me fueron” de El Día seguí publicando en Charoná y en El Dedo y le insinué a su director Dabezies porqué no aprovechaba el momento y hacía una revista para niños. Dudó mucho pero al final aceptó y me pidió un proyecto y un nombre para la publicación. 
Se lo hice y lo charlamos, cuando llegué a la reunión ya habían varios dibujantes más que se habían enterado y estaban a “la pesca del balde”, de los nombres que le llevé no eligió ninguno porque a alguien del equipo se le había ocurrido “El Pulgar”. Expuse lo que yo pensaba debía ser una revista para niños –venía de estar casi 20 años con maestros y profesores y seguía en otra, lo que me daba un poco de autoridad sobre el tema frente a los demás que hacían humor político.
 Me pidió que dibujara el logotipo de la revista y nos reuniríamos a la brevedad. Así lo hicimos, todo lo que yo les había comentado lo habían dado vuelta hacia una revista argentina que sacaba HUMOR, ¡hasta el dibujo del logo estaba hecho! Ahí me dí cuenta que yo no formaría parte de esa historia y me mandé mudar. Nunca publiqué nada en dicha revista que duró muy poco.