Estos cartoons junto a otra docena que tengo guardada, los hice en 1997, previendo alguna contingencia no imaginada, debía tener nuevo material y lo centré en lo familiar. El cuadrito ocupa poco espacio en un diario y es más fácil de negociar y de realizar, aunque siempre debe tener un gag autoconclusivo y los personajes deben mantener ciertas características que son tomadas de la vida cotideana.
A mí, por suerte nunca me faltó trabajo de dibujo y no tuve que salir a venderlo, pero igual lo publiqué en el suplemento de humor de La República "Tío Taba" y en "El Eco de Palmira".