Esta es la tapa de la primera. Me tomaron el pelo diciendo que había usadocomo modelo a Palito Ortega, pero eso no era cierto, el tipo quería cobrarme por la pose y lo hice de memoria, ¡jé!...
A fines de los 90 del siglo XX, of course, trabajaba en equipo con Rolando Salvatore y una mañana comenzamos a soñar en hacer una revista de historietas completamente uruguaya, pero de tal forma que evitara al distribuidor que se “come” más de la mitad del precio de tapa y no protege el trabajo uruguayo-por lo menos el que hacemos nosotros. Es obvio que otras revistas le dan más réditos y se dedican a ellas. Bien por ellos. Pero nosotros queríamos sacar un revista de historietas “de aventuras clásicas”.
Y se llamaría “Balazo”.
La historieta con la que habíamos crecido y la que más nos gustaba. Varios estaban “publicando” fanzines, pero el esfuerzo y el costo de las fotocopias terminó con todos. Nos propusimos imprimir la revista, así fue que Salvatore recorrió unas cuantas imprentas y yo otras, pero los precios de impresión, papel, tinta, etc. nos dejaban siempre debiendo dinero, aunque se vendiera toda la revista a un precio alto, lo que ya era un obstáculo.
No queríamos hacerla en fotocopias, el resultado no era bueno. No tenía “forma” de revista y además estaba el problema de ponerle los ganchitos que afeaba todo y no teníamos una máquina de ese tamaño. Además el precio total de las fotocopias se disparaba demasiado para nuestros esmirriados bolsillos.
Entonces me llegó un email de un muchacho: Daniel Puch, que estaba en el diseño gráfico y había hablado previamente con Rolando, diciéndome que él trabajaba con una imprenta bastante artesanal y que estaban imprimiendo folletos y afiches a un precio accesible.
Le pedí que nos dieran un presupuesto para nuestra revista que ya Salvatore había hecho un “mono”-en nuestro léxico es el boceto previo o el armado de cómo puede ser la revista. En fin, al otro día me comuniqué con Rolando y fue a la imprenta y volvió loco de la vida porque el precio que nos dieron era como para empezar a publicar.
Pero, las quijotadas no suelen ser atendidas por nuestros hijos y señoras, y no podíamos gastar más de lo que ganábamos. Entonces a Rolando se le ocurrió hacer una cooperativa: así invitamos a varios colegas, que en la primera reunión nos pusimos de acuerdo no solo en colaborar gratis por la revista, con historietas y dibujos, sino en poner una parte de dinero de lo que costaba la primera edición, las otras se pagarían con lo recaudado de las futuras ventas, y así se repartieron tareas.
Cooperativa del Comic, Ediciones "Los Mutantes"
Los primeros integrantes fueron Daniel González, Carlos María Federici, Rolando Salvatore, Daniel Puch, Pablo Dobrinin y Ernesto Cantonnet, yo y como invitado especial José Rivera, quien colaboró con las tiras de “Ismael”, mejor dicho: recortes de los diarios donde se habían publicado, ya que sus originales le fueron robados por un “vivillo” que se los llevó para vender en Argentina y nunca más volvió. Cuando tuvimos el primer ejemplar nos juntamos a festejar en casa de Salvatore y a “darnos con un hacha”. Todas las reuniones eran hipercríticas y algunos salíamos verdaderamente “mosqueados”, pero lo hacíamos en bien de la revista y de lo que creíamos. Allí se nos unió Alejandro Colucci, quien desde el número dos haría las tapas, salvo la 1 y 5 que hice yo, y la 6 y 7 que dibujó Federici.
Ahora había que buscar quien la vendiera. Así cada uno se hizo cargo de 15 0 20 revistas para empezar a colocar entre sus amigos y otros las llevamos a ver si podían venderlas en Mosca y Papacito. Allí se portaron muy mal. No la querían y se la tuvimos que dejar en consignación, pero eran difícil de ver por la gente, porque no la ponían a la vista, además el porcentaje que pedían no bajaba del 30 por ciento del precio de tapa, que era de $ 20.
Se llevó a Lecturas, a Librerías Palace, a Libros libros y al Rincón del Coleccionista, donde Mainero todavía debe tener alguna todavía.
Pero enseguida nos pusimos a hacer el segundo número, siempre buscando lo clásico de nuestra historieta: por eso se le hicieron reportajes escritos por Dobrinin: a Angel Umpiérrez, desconocido para las jóvenes generaciones, a Emilio Cortinas, a Eduardo Barreto, quien generosamente nos regaló una historieta especialmente dibujada para nosotros, escrita por Federici, a Celmar Poumé, y a Enrique Ardito. Se nos unió Diego Barizo con noticias sobre el comic mundial, y además teníamos las jugosas notas tan documentadas de "Golden Ch@t" a cargo de Federici, sobre la Edad Dorada del Comic Americano. En fin, tuvimos lo que habíamos soñado una mañana en mi oficina junto a Rolando Salvatore, pero la mala distribución –al no estar en los quioscos, la revista no se veía, y donde estaba, no le daban importancia –“¡es uruguaya,bah!”, excepto en el Rincón del Comic que estoy seguro la difundió verdaderamente, lo que le agradezco a Gabriel Mainero.
Como toda familia numerosa, agregado al problema que no nos quedaba ni para un café, se suscitaron los problemas humanos de siempre y Rolando se fue al entrar Ardito por sus razones privadas. Ardito no pudo publicar porque debimos cerrar la revista al llegar al 9. Ya era una estupidez pagar para dibujar. Pero “capaccio come sono io” aprovechando la imprenta, intenté dos más, pero de humor: Estado de Humor y Humornautas.En Estado de Humor publiqué dibujos de Enrique Ardito, Cantonnet y míos y en Humornautas de Daniel Puch, Cantonnet, míos y un reportaje a Héctor Perry, por Dobrinin.
La primera dio como para pagar los gastos de imprenta, pero la segunda me terminó de convencer de que lo mío no era ser editor en este lugar ni en este tiempo. Se me amontonaron las devoluciones en un altillo, donde duermen con las arañas, como heridas de una guerra fuera de lugar, pero nos quedó el recuerdo de haberlo intentado y hecho. Si no se logró más, no fue porque no lo intentamos, fue porque no nos apoyaron