XANADU 19

sábado, 1 de septiembre de 2012

Viviana y Yamandú

Siempre que comenzaba una nueva aventura de los personajes, dibujaba una hoja presentación, haciendo un pequeño racconto introductorio de lo que sería la historia para que el lector quedara intrigado y conociera algo de lo que se trataría en las próximas tiras.
Esta se publicó en 2007. 
Muchas veces improvisaba, debido a la velocidad con que había que llenar hojas diarias con dos tiras y no tenía el guión completo (rara vez lo tuve, generalmente lo escribía día a día, sobre la marcha), así que salía a dar una vuelta, a tomar aire y siempre algo se me ocurría para volver la tablero y rápidamente dibujar la hoja de presentación, que en cuanto la enviaba al diario ya me abocaba a hacer el lápiz de las tiras del día siguiente. El método de trabajo -la hoja de presentación-, me lo pasó Enrique Ardito, ya que él lo venía haciendo desde años cuando dibujaba "Viviana y Yamandú".

Un retrato "imaginado"

Me solicitaron que pintara un Artigas joven, ya que se cumplían años de su nacimiento.
El mayor problema es que no existe una sola fotografía de nuestro héroe mayor (no se había inventado aún), ni cuadro fidedigno, ya que solo hay uno de un francés que pintó un anciano Artigas que muchos dudan que lo fuera. 
Tanto Blanes como Zorrilla de San Martín hicieron su propia interpretación del probable rostro, basándose en los escritos del padre Larrañaga, que lo visitó en el Ayuí y de algún otro dato obtenido de documentos escritos de la época.
Así que con todo lo que encontré de Blanes, el cuadro que lo muestra parado frente a la puerta de la ciudadela, bocetos previos, más lo hecho por Zorrilla y lo leído en viejos libros, hice mi propio "retrato" de Artigas.
Compuse un collage con la casa paterna del Sauce, donde se dice pasó su juventud, una figura en sombras con un Artigas ya mayor y la que podría ser su casa natal en el viejo Montevideo Colonial, la de tejas rojas, y una montado en su caballo. Listo, la tapa salió publicada en El Escolar, suplemento infantil del diario El País, cuando todavía se utilizaban los servicios de los ilustradores profesionales, no como las fotos que usan ahora, quitándole valor a la ilustración y espacio al artista en momentos tan duros como los presentes.