Un día de 1973, el maestro Luis Neira vino a mi casa con un proyecto de libro para niños en situación de preescolares y me pidió si podía ilustrárselo. Tomé la tarea con muchas ganas, ya que eran dibujos y eso es lo que hacía y en poco tiempo, bajo su supervisión quedaron prontas las 48 páginas para la imprenta.
Usé un estilo lineal y sencillo, un poco primitivo para lo que hice en años posteriores, pero como fue mi primer libro, le tengo especial aprecio.
Como estaba destinados a preescolares, las ilustraciones no tenían texto y debían ser una guía para los maestros.