Una tarde de 1984 me llamó telefónicamente José Lupinacci, que era el Director de Publicaciones de El País, preguntándome si tenía interés y tiempo para colaborar en un proyecto que tenía entre manos. Le respondí que sí y a la hora prefijada estaba en su amplia oficina de la calle Cuareim.
Me comentó que el suplemento de historietas que sacaba “Mundo color”, un vespertino de la misma empresa no iba a publicarse más, pero que querían mantener algo para niños e iban a destinar una media página de dicho diario para ese fin.
Y había pensado en que yo podría ilustrarlo. El espacio era escaso, porque el diario se hacía en tamaño tabloide y era la mitad, pero de ambos lados de la página. El niño debería recortarlo y doblarlo y quedaría un pequeño suplemento de 4 páginas (en octavilla), además en blanco y negro, pero me gustó la idea y lo acepté.
Así que durante varias semanas me dediqué a ilustrar ese “piccolo supplemento”, fue una grata manera de recordar los tiempos pasados en el inolvidable “El Día de los Niños”, separando las diferencias, por supuesto…