XANADU 19

jueves, 30 de agosto de 2012

miércoles, 29 de agosto de 2012

Charoná 2012

Publicado en  Charoná Nº912,  suplemento infantil del diario 
La República del 28 de agosto.



martes, 28 de agosto de 2012

La Gambeta de mis amigos

Julio Parissi es un dibujante, guionista y escritor uruguayo radicado en Buenos Aires con una extensa carrera en la profesión del humor, y en sus "ratos libres" junta dibujos y textos de sus amigos tanto de Argentina como de Uruguay (entre los que me encuentro) y realiza una gacetilla denominada "La Gambeta de mis amigos" que nos envía cada 15 días, lo que genera una alegría enorme el integrar ese seleccionado humorístico. A modo de ejemplo va la primera de Agosto de este 2012.






lunes, 27 de agosto de 2012

domingo, 26 de agosto de 2012

Memorias desde mi tablero



Por 1978 

La década de 1970 es mi preferida. Ya estaba establecido en mi profesión, dibujaba para el diario El Día y sus suplementos: “El Día de los Niños” y el “Suplemento Familiar”, y me había encargado del indiecito Charoná, que además de escribir y dibujar sus aventuras, pintaba las tapas de la revista, agregando alguna ilustración histórica en notas interiores. Al promediar la década, fundé con varios colegas la Escuela Uruguaya de Arte (ya comentada en post anterior), me contrataron en la Intendencia Municipal de Montevideo en la Sección Arte, donde estuve por   33 años compartiendo oficina con mi entrañable amigo Carlos M. Federici.                                                                                                                                                

 Los personajes que había impuesto son esos que se 
muestran en la foto: “Pepe Ñandú y el mono Fosforito”, 
“Bombón” y “Charoná”.


Memorias desde mi caballete



 Mi pasión por pintar
                                                    Como ya comenté en un post anterior, mi pasión por pintar corría junto al del dibujo que en aquellos años estudiaba en La Escuela Panamericana de Arte sus cursos por correspondencia (década de 1960). 
 Junto a dos amigos de mi infancia: Ramón Alvarez y Alfredo Della Santa, intercambiábamos información sobre los grandes pintores, sus obras, sus técnicas y así nos nutríamos del arte, hurgando en la vieja biblioteca del pueblo y comprando, cuando se podía, “La Pinacoteca de los Genios” que nos ponía delante de nuestros ojos, el colorido y la belleza de los cuadros de los grandes maestros.  
Eso nos incentivaba a pintar. En los ratos libres, los fines de semana, o de noche, alumbrado con  pálidas lámparas (lo que era contraproducente porque nos cambiaba el color) pintábamos y soñábamos en exponer algún día. Pero ¿dónde? Si en nuestro alejado pueblo no teníamos una galería ni un local que vendiera cuadros. 
¡Entonces se nos ocurrió algo! Buscaríamos un lugar y haríamos una exposición. Fuímos a hablar con el director del Liceo, ya que sabíamos que tenía como hobby la pintura y le planteamos la idea: una expo al fin de los cursos para que no interfiriera con las clases y por supuesto contábamos con sus cuadros para engalanar la muestra.
Aceptó inmediatamente porque los tres lo habíamos tenido de maestro y profesor en la Primaria y Secundaria y sabía quiénes éramos.
Entonces nos abocamos a preparar más pinturas, porque a pesar que todos teníamos cuadros pintados, nos parecía que debíamos dar más para la primera EXPO.
Lo primero que pinté fue mi caballo -el modelo estaba frente a mí -, ya que lo tenía en mi casa y aprovechando una foto de una laguna, la utilicé como fondo. Mi cuadro mostraba al caballo cruzando una laguna poco profunda, chapaleando agua. Como no tenía tela, lo pinté sobre cartón al que preparé con una imprimación. 
Uno de mis amigos, Alfredo, cuyo padre tenía un taller, hacía sus propios bastidores y telas, por lo que, pagándole unos pocos pesos por el material, me hizo tres cuadros, uno de los cuales lo empleé en pintar a mi madre. 
Todavía la recuerdo, adormeciéndose y preguntando si faltaba mucho, porque tenía que hacer las cosas de la casa. Cuando lo vio terminado no quedó muy satisfecha. Me dijo que no se le parecía, aunque yo creo que sí y hoy siento mucho que no lo tenga, porque cuando hice la imprimación para la tela, usé mucha cola de pescado que cuando se secó,  torció el bastidor porque la madera era de sauce sin haberse completado su secado y no resistió la tensión. No pude exponerlo y al final quedó en un galpón contra la pared.

Un accidente arenoso
                                                    Pero el caso más sonado (y que recuerdo con mucha bronca por lo perdido) fue cuando fui a pintar un paisaje directamente del natural. En los alrededores de mi pueblo, por aquellos años cuando todavía los silos de las multinacionales y las cerveceras no se habían instalados, había muchos lugares casi salvajes con mucha vegetación junto al río Uruguay, y la flora se veía al lado de los caminos, junto a hermosos y canoros pájaros. 
Daba ganas de pintarlo todo. Un sábado por la tarde, junto a mi amigo Della Santa, con nuestros pinceles, pomos de óleos y demás implementos, salimos rumbo al campo. Yo en mi bicicleta y él en su motito.
Nos metimos en un campo, cerca de una laguna, desde donde se veía el río a la distancia. La tarde muy soleada con blancas nubes que pasaban lentamente daba una completa composición para hacer un buen cuadro, así que ni lerdos ni perezosos, cada quién se puso a la tarea. Había que pintar rápido, a “la prima” porque todavía las tardes eran de poca luz y en pocas horas, oscurecería. 
El resultado de mi pintura me satisfizo porque logré lo que buscaba: un paisaje con árboles, el cielo con algunas nubes y a la distancia el río, que brillaba con el reflejo del sol. Así que esperé que mi amigo diera los últimos toques a su cuadro y juntando todo, monté en la bicicleta y rumbeamos para el pueblo.
Allá todas las calles eran de tierra, y en algunos lugares para tapar pozos, habían volcado arena de la playa y como yo llevaba mi cuadro colgando al costado de la bicicleta, los rayos de la rueda trasera volaban la arena del camino que iba directo a pegarse a la pintura fresca.
Sólo al llegar a mi casa me dí cuenta que estaba todo estropeado mi pequeña obra de arte, así que no tuve más remedio que tirarla porque ya no servía par nada, solo el bastidor que lo utilicé para aplicarle otro lienzo y volver a pintar otro motivo. Los temas con paisajes los volví a pintar muchos años después tomando todas las providencias. Como vivo en la capital, cada vez que viajo a mi ciudad tomo fotos que luego las uso como modelos para mis cuadros. Así estoy seguro que la arena no me perjudicará más ningún cuadro. Pero ahora el dibujo de historietas y las ilustraciones no me permiten dedicarme a la pintura que para mí, resulta un remanso de paz. Es inenarrable la sensación de plenitud que da pintar envuelto en una buena música.

sábado, 25 de agosto de 2012

La Duendes Historieta Patagónica

Mi personaje Tente y sus amigos que semanalmente los amigos de
 La Duendes Historieta Patagónica publica en su excelente blog 
y que invito encarecidamente a visitar porque hay artistas de real valía. 
Para quienes gusten de la buena historieta y el humor.



Ilustraciones históricas

Esta ilustración formó parte de una colección representativa de trajes militares que publiqué en el suplemento   del diario El Día (1971). Se muestra a un soldado de la caballería ligera de Polonia de 1702. Lo pinté a la témpera en cartulina canson.

viernes, 24 de agosto de 2012

Guambia 2012

Chistes políticos publicados en Guambia Nº 884, suplemento humorístico
 del diario UNoticias el miércoles 22 de agosto.
Dado el cierre del diario, pueden ser los últimos, cerrándose otro ciclo en mi 
suertuda carrera de dibujante uruguayo.







Ilustraciones históricas







miércoles, 22 de agosto de 2012

Charoná 2012

Historieta publicada en Charoná Nª 911,
el semanario infantil del diario La República, del martes 21 de agosto.


martes, 21 de agosto de 2012

El pequeño gran libro de Nicolás Parletti

Este es el primer compilado con más de 100 tiras del caradura Parletti, que podés leerlo o si te gusta tenerlo, descargarlo gratis desde el enlace de abajo. No será Shakespeare pero podés pasarte un rato contento, si tenés sentido del humor.

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viernes, 17 de agosto de 2012

Luis Dominguez, un destacado dibujante



El maestro en sus 80.


De las Lecciones de la Escuela 
Panamericana de Arte




(Casi todo este material fue tomado del blog Deskartes Mil, a quiénes les agradezco su información y felicito porque recuerdan a estos queridos dibujantes de mi época formativa)
En 1955 inicia Cruz Calaveras en Patoruzito, sobre guion de Insúa; una historieta de aventuras en La Patagonia, que luego fue continuada por el excelente Joao Mottini.
Ya en 1950 había comenzaso en Patoruzito una adaptación larguísima de Los hijos del pueblo de Eugenio Sue (algo así como la Historia del pueblo (Tardi), de Francia), que se continuó en El vengador de SajoniaEl sable de honorJuana de Arco, y terminó en 1955.
Durante estos años también realiza historietas románticas para la revista Idilio.
Fue uno de los profesores fundadores de la famosa Escuela Panamericana de Arte.





Se destacó por su acérrima documentación en trajes y ambientes y en el manejo del pincel.


En 1957 dibuja Scout Rover, con guion de Héctor G. Oesterheld
para la revista Pancho López de Editorial Codex de Bs As.


Una pequeña muestra de lo publicado en EEUU




En 1958 dibuja El gran río, guion de Alfredo Grassi , al decir del propio guionista: “la historieta más cara que se realizaba en Argentina”, grandes amigos, cuando Grassi se traslada a Estados Unidos, poco después le seguirá Luis Dominguez. 


Alrededor de 1959 dibuja El errante, con guion de 
Insúa, para la revista Aventuras del Oeste.

Durante estos años ejerce como profesor 
en la
Escuela Panamericana de Arte de Buenos Aires.



Luis llegó a USA en 1960, cuando le ofrecieron un trabajo permanente dibujando cómics para Charlton Press, títulos como:Cheyenne Kid, Fightin marines, Billy the Kidd y Outlaws of the West. Entre 1967 a finales de 1970 realizó gran cantidad de historietas para la Gold Key, en titulos como Ripley's Believe it or Not, Boris Karloff Tales of Mystery, Grimm's Ghost Stories, The Twilight Zone and UFO Flying Saucers
En la década de los 70 comienza a colaborar con DC, ilustrando muchas historias para sus colecciones House of Mistery, House of Secrets, Witching Hour y Jonah Hex. Además de sus magníficos trabajos para la Skywald y sobre todo Warren.
Son casi 50 años de trabajo ininterrumpido para el mercado americano. 
En el 2002 dibuja la historieta Tripping Out sobre guion deArnold Drake, que se publica en la revista Heavy Metal en 2003. (O sea que a los 80 años ¡seguía dibujando!).