Un intento fallido
Teníamos muchos sueños y estábamos en plena tarea evolutiva en nuestros estilos, aunque dos colegas ya estaban en su zenit: José Rivera y Ángel Umpiérrez, pero igual acompañaron ese intento. Me refiero a D.U.A. (Dibujantes Uruguayos Asociados) que formalizamos en los primeros años de 1970, Walter Lemos, Eduardo Barreto, William Gezzio, Angel Umpiérrez y José Rivera, acompañandos por Eduardo Ferrer y un coterráneo mío: Dante De Luca.
La idea había surgido de la necesidad de publicar nuestras tiras diarias, porque los diarios, todos, tenían las americanas sindicadas que, como se publicaban por todo el mundo, los precios eran bajísimos para las editoriales. Pensamos en bajar nuestros precios, pero para eso había que contar con la anuencia de todos (recuerdo las reuniones en el café de Yaguarón y San José) y así fue que nos juntamos bajo esa eufemística denominación. Y para hacerlo más visible, alquilamos una oficina en la calle 25 de mayo e hicimos imprimir un folleto con las muestras de lo que venderíamos.
Rivera ofrecía lo que ya tenía publicado en el suplemento de El día de los niños: “Paloma y pequitas” con guiónes de Edurdo Ferrer (L.Fante), Barreto había dibujado tiras con las aventuras de ciencia ficción, de “Alfa y Beta” con guiones míos, Umpiérrez tenía su “Don Cristóbal” y Lemos: “Roco, de la isla", personaje que ya publicaba en dicho suplemento.Por mi parte tenía tiras cómicas de "Gurí" y serias de "Richard D", un escritor de novelas de aventuras que había publicado en el suplemento.
Además hicimos un proyecto de suplemento de historietas que presentamos en El Día, ya que todos estábamos en ese diario y el secretario de aquella época era Luís Hierro López que en un primer momento nos dio confianza, pero al mes nos la retiró, devolviéndonos todo.
Debíamos afrontar un costo adicional al del alquiler, los envíos a distintos diarios de América. El correo era caro, porque enviábamos un sobre grande con el folleto y copias de las tiras.
Recorrimos algunas redacciones de diarios y hablamos con distintos secretarios de readacción, y llegamos a la conclusión lógica: seguir como siempre: quedarse en el molde y no intentar nada que nos dejara deudas. Además ya todos publicábamos. Y DUA quedó en el intento y en las nieblas del pasado de la historietística uruguaya.
El folleto constaba de 8 páginas. Subí las que pude rescatar entre las telas de arañas que invadieron mi altillo y que son las que me terminan los originales que duermen olvidados, junto a una manada de bichos pez de plata.¡Abur!