Hacía 6 años que venía dibujando diariamente la tira de
Viviana y Yamandú para el diario La República , y durante todos esos años tuve siempre
la negativa de su director Federico Fasano a concederme tan siquiera un día
libre
-¿Qué pongo en lugar de “Viviana”. No puede salir el diario
sin la tira, ¡un recuadro en blanco! –me dijo cuando una de las pocas veces me
atendió el teléfono. Después, nunca me contestó uno de las decenas de email que
le envié, donde le decía que a cualquier trabajador se le debía dar por lo
menos un día de descanso semanal, además de la licencia.
Luego encaré al Gerente que también se negó a mi pedido, ya
que como yo no estaba en caja, a muchos nos pagaban firmando un simple papelito que no tenía ningún
valor legal, pero había que aguantarse si se deseaba seguir trabajando.
Así que un día, comentándolo con Ardito, éste se ofreció a
suplirme un mes para que yo pudiera irme al interior, a mi ciudad natal a
rellenar mis pulmones de aire y por lo pronto-durante esos 30 días- dejar el
yugo “republicano”. Enrique tiene un sentido de la diplomacia que a mí me
falta, por eso le pedí que él se encargara de convencer a Fasano y al gerente
de la medida inventada, pues la tira no se cortaba, solo cambiaba el dibujante
y éste era su verdadero creador, por lo que no habría ningún problema.
El caso fue que aceptaron y Enrique volvió a sus queridos
personajes, ya que los extrañaba porque debió dejármelos por un problema que
tuvo en su brazo, superado en ese marzo de 2011. Así que hice una tira de
“despedida” y fue esta: